Entrar en el gimnasio boxístico M & M en el Distrito de La Misión, en San Francisco, es como introducirse en una película en blanco y negro de tipos duros de los años cincuenta. No encuentras a nadie en lycra, y nadie se atreverá a pedirle el número telefónico a nadie. Tampoco se oye el habitual parloteo, sólo el golpe de los guantes contra los sacos pesados, el ra-ta-tat de los sacos de velocidad, y el sonido de las cuerdas de salto. Y con seguridad las dos bicicletas estacionarias de los años setenta que reposan en una esquina, jamás han visto una clase de spinning.
Sonny Marson, dueño del gimnasio, encarna el estilo de ejercicios rudos que enseña. Tiene 68 años y mide 1.72 m de estatura, pero conserva la apariencia de una persona que puede darle una buena sacudida a cualquier atleta de su gimnasio.
Sonny se ha dedicado al boxeo por casi seis décadas. Creció entre cinco tíos, todos boxeadores, y su padre fue un púgil profesional. También su hijo Ernie hizo sus incursiones sobre el cuadrilátero.
Sonny lleva en su mano derecha un grueso anillo dorado que ganó como entrenador de Bash Ali.
También ha trabajado con el equipo olímpico de boxeo de los Estados Unidos, y ha regateado contratos con el mismísimo Don King. Habla en oraciones cortas y de intensa fuerza.
¿Cómo se desempeñó como boxeador profesional?
Hace años, cuando era boxeador, boxeaba de verdad. Quería hacer dinero. Me hice profesional enseguida. Y gané algo. No mucho. Ganar mientras aprendía, ése era mi lema. Y tuve un buen récord: 18 victorias, 8 derrotas. No fui una superestrella. Sólo uno más; entonces había muchos tipos duros.
¿Son menos duros en la actualidad?
Bueno, la palabra "duro" se puede asimilar como uno quiera. En esos tiempos no había tantas opciones ni oportunidades como hoy. Cada cual tenía que arreglárselas como pudiera. Para la gente de antes, era una forma de vida.
¿Cómo mide a alguien cuando entra a su gimnasio?
Yo no los mido. Sólo los escojo. Ellos vienen y, ¿quieren entrenar? De acuerdo. Tres semanas, mes y medio, se quedan... o se van. Después es cuando veo realmente si quieren pelear, entonces trabajo con ellos. Veo y oigo a cada tipo aquí hablando basura, que si gané tantas peleas, que si van a poner este gimnasio en el mapa. Nadie debe andar por ahí hablando tanta basura, porque a veces se entra a un gimnasio y lo que se gana es una buena golpiza.
¿Cuál es el mejor golpe para defenderse en una pelea callejera?
Yo siempre digo, si me tiras un golpe y fallas, estás en problemas. Cuando yo iba a la escuela secundaria y boxeaba todos los días, siempre me molestaban. Lo que tienes que hacer para que te dejen tranquilo es tumbar a un tipo. Te traen al más duro. Y cuando peleas con él, ya no te molestan más, hayas ganado o no. Pero en estos tiempos ya nadie hace eso. Vienen y te dan un tiro. Y eso es una gran diferencia...
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