Parte IV
Adiós!
Te he traído de vuelta a tu habitación porque ha llegado el momento de decirte… adiós!
Muchas noches gritarás para tus adentros, preguntando por qué me he ido... por qué te he dejado aquí, queriendo sólo… pero pronto con alguien estarás y yo a lo lejos te veré y sufriré mucho… quisiera creer que junto a ti estaré otra vez, pero nuestro amor no volverá a repetirse nunca, ni siquiera cómo átomos de luz… porque cuando en el Seol me encuentre, el sueño de la muerte me cubrirá y todo será oscuridad y olvido… y largo tiempo esperaré ahí para finalmente resucitar y ser juzgada.
Sólo briznas de amor en el aire quedarán… pero me conformo con que me recuerdes alguna vez, y mirando a la luna bosquejes mi silueta. Acaricié su frente… y le di un último beso apenas rozando sus labios…
Y con tristeza emprendí el camino… a veces cansada de caminar me detenía a descansar e imploraba por verle… la primera vez le vi tratando de recordarme y sufriendo por la soledad… una lágrima rodó por mi mejilla pero nada podía hacer esta vez, solo sentirme culpable de su sufrimiento…
No sé cuántos mundos atravesé… algunos áridos y otros tan hermosos que me evocaban el mundo en el que por siempre viví y el hombre que tanto amé.
La última vez que pedí verle, él estaba ahí amando nuevamente, sentí que mi ser ardía y deseaba que su corazón y su mirada fuesen solamente míos… pero yo estaba tan lejos… y no podía mirar atrás, así que continué siempre mirando hacia el norte y llegué a un lugar mudo, de cielo siempre rosado, experimente una paz total y comprendí que al fin había llegado…
Y tuve tiempo para reconstruirte en mi memoria, para recorrer el mapa que dejaste de ti en mi piel… para imaginar una vida contigo, y te sufrí con pasión, con alegría, con odio, dulzura y con dolor hasta la agonía.
Me hundí por laberintos hasta la oscuridad total… y en un largo y profundo sueño me dormí.
Y te olvidé hasta hoy… porque estoy segura de que “ella” tu ángel era yo, en otro cuerpo, en otro momento… y he soñado todo esto tan vivamente que ahora me doy cuenta que es un recuerdo de otra vida… ignoro lo que me ha hecho recordarlo todo… quizá la mirada profunda del chico aquel que tanto llama mi atención… quizá fue su mirada la que me recordó al hombre por el que me hice mujer.
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