Este post no es mío...

Lo leí en un diario de esos que circulan en la Ciudad de México el día de hoy, me gustó y a continuación lo reproduzco tal cual.

Diario: El Gráfico, Jueves 15 de abril de 2010.

Columna: ¡La Quebradora!

Reportero: Gabriel Cruz

Dos Caras Jr. traicionó su legado.

La lucha libre es un eterno idilio con los sueños. Un mundo en el que la relación entre el luchador profesional y su máscara, crece en cada roce de la piel con la tela, pasión que sólo una derrota en el ring es capaz de apagar.

La máscara no hace al luchador, pero en la historia del pancracio pocos son los gladiadores que mantienen la fortaleza después de dejar la incógnita.

Por eso es difícil entender que Dos Caras Jr. o Alberto Banderas, nombre con el que lucha en Estados Unidos, haya aceptado debutar en la WWE sin máscara, una imagen que heredó y a la que le da la espalda, traicionando una historia de más de tres décadas que construyó su padre.

Hace algunos meses que venía luchando así en el territorio de desarrollo de la empresa, pero su debut en la marca RAW y la aparición de su imagen en el roster de FCW sin máscara, confirman que seguirá así su carrera.

Es cierto que la lucha libre es un negocio y en la WWE vale más vender que luchar, pero que haya ofrendado la incógnita, símbolo del deporte que le dio fama y la oportunidad de triunfar en México es triste.

¿Qué pensará el legendario Mil Máscaras? Él que derrotó los estándares de todas las empresas con su capacidad sobre el ring, al ver a su sobrino entregar una leyenda a costa del éxito. O su padre, que aún defiende con gallardía una máscara llena de historia.

El muchacho persigue su sueño, pero debió abandonar al personaje en México, cerrar su etapa como enmascarado y guardar la tapa, por respeto a la lucha libre mexicana, a su padre y a su propia carrera en el pancracio.

Finalmente llegó a la WWE a vender una imagen más que una tradición, allá les tiene sin cuidado qué significa el nombre de Dos Caras en México, buscaron al joven fortachón que sabe luchar, y se encargarán de ponerle la envoltura para ofrecerlo a sus aficionados.

La máscara en un símbolo sagrado en la lucha libre mexicana y desdeñarla de esa manera, ha sido un error que le cobrará el pancracio.

Hace unos días, caminando por los pasillos de la arena Coliseo escuché a un pequeño enfundado en la máscara de El Santo, gritar que sólo se quitaría la tapa para bañarse, sin saberlo, la ilusión infantil firmó un pacto con su pasión por la lucha libre, así debió nacer el sueño del vástago de Dos Caras, hoy vapuleado y acabado por la mercadotecnia.

¡Buenas Luchas!